Jackson Rogers nació en Los Santos, a temprana edad sus padres fallecieron en un accidente de tráfico por lo que desde pequeño creció con su abuelo, quien le enseñó todo lo que debía saber para valerse por si mismo. Durante su infancia, debido a la escasez económica, hacia pequeños trabajos con su abuelo realizando arreglos y tareas de mantenimiento en diferentes casas, por lo que le enseñó toda la ciudad y como moverse. A medida que iba creciendo, debido a la zona donde vivía, los incidentes entre bandas y policías estaba a la orden del día, pero gracias a lo que aprendió con su abuelo, siempre supo cómo evitar los conflictos, pero un día el conflicto fue el que llamó a la puerta. Una noche, mientras Jackson trabajaba en una fábrica de la ciudad, recibió una llamada del hospital Pillbox, donde habían ingresado a su abuelo en estado grave, al llegar al hospital, se encontró con su vecina, la señora Mathews, quien había alertado a las autoridades. Le explicó que alrededor de las 11 menos cuarto de la noche, oyó un ruido en su casa, un grupo de ladrones entró en su casa en busca de dinero y joyas, y lo único que encontraron fue un veterano que intentó defender su hogar, por lo que se enfrentó a los ladrones, quienes le propinaron una paliza y le dejaron ahí, aún pero no sin antes herir en la pierna a uno de ellos. La señora Mathews le dijo que sólo escuchó ruidos y cuando se asomó por la ventana vio a un grupo de tres personas huir en un deportivo rojo, y uno de ellos cojeaba. Durante varios días, Jackson se quedó en el hospital con su abuelo para cuidar de él, pero debido a su avanzada edad, falleció debido a unas complicaciones ya que sufría del corazón, en ese momento, se le vino el mundo encima, su abuelo, quien le había criado como a su propio hijo, que le enseñó todo, se había ido. Fueron unos días movidos entre el funeral y el entierro, pero en la cabeza de Jackson solo habia sitio para la rabia y el odio que sentía en ese momento, su único objetivo era acabar con los culpables. Después de dos semanas, Jackson volvió a casa, y al entrar se encontró con la casa patas arriba, y empezó ha buscar alguna cosa que le ayudara averiguar quién entró. Después de estar buscando durante un buen rato, le llamó la atención un pequeño rastro de sangre del que no se había percatado, el rastro iba desde la cocina hasta la puerta de entrada, y seguía un poco mas por el jardín hasta la calle, donde había marcas de neumáticos. Luego de estar investigando por la casa fue a preguntar a los vecinos por si vieron alguna cosa, ninguno quería decir nada por miedo a las bandas, pero uno de ellos que vivía al final de la calle, dijo que vió a un Sultan Classic rojo con unos detalles blancos por uno de los laterales conduciendo a toda velocidad por la calle. Con esas pistas Jackson tenia suficientes detalles para tener por donde buscar. Por suerte, durante los años que ayudó a su abuelo, conocía mucha gente de la zona, entre ellos un taller mecánico especializado en modificaciones, después de preguntarle por las características del coche, el dueño del taller, el señor Wilson, se mostraba reacio a darle un nombre, ha que ese coche pertenencia a una de las bandas que rondaba por el barrio, pero debido a su insistencia le dió el nombre y le dijo que no se acercara más al taller, que si iba a por esa gente era hombre muerto, pero Jackson hizo caso omiso. Fueron una semanas algo movidas para Jackson, muchas preguntas y pocas respuestas, todo el mundo evitaba hablar de los miembros de las bandas por miedo a las repercusiones. Una noche mientras Jackson compraba en un 24 horas oyó un sonido del motor de un deportivo, al asomarse, vio lo que llevaba semanas buscando, un Sultan Classic rojo con unos detalles en los laterales, de quedó dentro de la tienda esperando a que el conductor entrara, en cuanto entró, vió a un chaval afroamericano, llevaba una gorra bastante baja por lo que no se le veía bien la cara, pero Jackson solo se fijó en que cojeaba de una pierna, y ya no tuvo ninguna duda de que el era uno de los autores. Salió del 24 horas y le esperó cerca del coche. En cuanto el conductor del coche salió de la tienda, vió a Jackson y sospechó.
- Qué haces, tronco? Dijo con tono amenazante.
- Es tuyo tío? Esta guapísimo. Dijo relajadamente y con un tono amable
Al ver la actitud relajada de Jackson, el conductor también se relajó y se acercó.
- Si tío es mío, pero intenta no acercarte demasiado al coche. Dijo mientras se acercaba todavía mas a Jackson.
En cuanto estuvo lo suficientemente cerca, Jackson le agarró de la sudadera por la altura del cuello y le empujó contra el coche y luego le tiró al suelo.
- Te voy a matar hijo de puta! Dijo gritando.
Una vez al suelo Jackson se le abalanzó encima dispuesto a descargar toda su ira contra él, ya nada se interponía entre él y su objetivo, pero todo cambió en cuánto le vió la cara. Solo era un chico, alomejor tendría 18 años. Cuando contempló la cara de pánico del chico, se levantó y se fue corriendo. Pasó un rato hasta que llegó a un callejón y se paró a recuperar el aliento, en ese preciso instante, en su cabeza solo tenía que casi mata de una paliza a un chico, fue en ese momento cuando se dió cuenta de que el problema no eran unos ladrones de casas, el problema era más grande, era un tumor en lo más profundo de la ciudad, arraigada a las entrañas de la misma ciudad, un problema que no iba a desaparecer con un chico, sino que necesitaba ser erradicado desde la raíz misma.
Aquí empieza la historia de Jackson Rogers.