Shawn Williams

Los coches siempre han sido la pasión de Shawn. El olor a goma quemada, la velocidad, la adrenalina de la competición. Shawn siempre había sido una persona con los pies en el suelo. La ley formaba parte de su modo de vida, hasta que llegó el fatídico día en el que todo se derrumbó. La hermana de Shawn murió en un tiroteo que tuvo lugar en una joyería de Dublín, del que esta era dependienta. Con solo 24 años, Grace muere a causa de uno de los disparos recibidos por parte de un atracador, este disparo perforó su corazón de manera directa, arrebatándole la vida prácticamente al instante. Tras descubrirlo, Shawn empezó un lento descenso a los infiernos, tratando de investigar de manera paralela a la policía los acontecimientos que mataron a su hermana.

Shawn descubrió semanas después que uno de los atracadores formaba parte de una red que se dedicaba a organizar carreras ilegales por el norte de Dublín. Ahí fue donde empezó su periplo. Aprovechando su trabajo como mecánico en un humilde taller, se dedicó en sus ratos libres a preparar y tunear un coche para competir en las carreras ilegales de la zona para tratar de abrirse un hueco en ese mundo y así poder ir ganándose un nombre para poder ir escalando, con la esperanza de poder acabar conociendo a los organizadores, y poder tener a tiro al hombre que mató a su hermana.

Tras varios meses compitiendo, Shawn fue ganando posiciones en las Blacklists de la zona, y poco a poco se hizo un renombre, como también se lo ganó su coche, conocido en el mundillo como “Black Arrow”. Al cabo de un tiempo, los mandamases de la zona organizaron un torneo en el que iban a participar los pesos pesados de las carreras ilegales, y Shawn no perdió la oportunidad de participar. Tras superar las fases clasificatorias accedió a la carrera final. Al fin pudo tener una gran oportunidad de conseguir hablar con los jefazos si conseguía un buen resultado.

La carrera empezó, tenía 20 kilómetros de longitud y se realizó por una serie de carreteras comarcales del norte de Dublín. Shawn estaba en una pelea reñida en el top 3, atacando la posición del primer competidor, cuando de pronto escuchó un fuerte golpe. El coche de Shawn empezó a perder potencia y a echar humo por el capó, había sufrido un fallo mecánico. Como consecuencia, Shawn quedó último en la carrera y perdió el coche, pues formaba parte de la apuesta. Shawn había perdido la oportunidad de alcanzar su objetivo.

Tiempo después, Shawn había recuperado su antigua vida de mecánico, pero un día llegó un sobre sin remitente al buzón de su casa en el que le informaban de que el hombre que buscaba ya no estaba en Irlanda, sino en Estados Unidos, concretamente en una región llamada San Andreas. A partir de esos datos, Shawn contactó con unos viejos amigos que tenían una pequeña Organización Irlandesa poco legítima por ese lugar y, tras unas charlas, hizo las maletas y partió hacia ahí para proseguir con su misión.

Muchas horas de avión, un cambio de imagen y toda la energía para seguir la persecución de su objetivo. Shawn llegó hasta los hermanos Dixon, sus viejos contactos de Irlanda, que se proponían iniciar una nueva empresa que podía llegar a tener mucho éxito. Ahí encontró su refugio, nuevos amigos y empezó a moverse por los recovecos de la ciudad, conociendo poco a poco una sociedad muy diferente de la que conocía.

Shawn encontró un buen lugar en el que empezar su propio negocio, un lugar emblemático que quería convertir en un centro de competición de la ciudad, el Hipódromo. En ese lugar empezó la empresa que tantas ganas tenía de que prosperase para, así, congregar en el lugar gente afín a la competición y seguir recabando la información que tanto ansiaba, el nombre del asesino de su hermana.

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